Una de las cosas más
comunes de ver en una guardia médica es un paciente psiquiátrico. Siempre hay
alguno dando vueltas por ahí. Pueden estar solos o acompañados por sus
familiares, pueden ser habitué o debutantes de primera vez en el nosocomio pero
siempre hay al menos uno.
Siéndoles sincero,
tengo muy poco interés por la psiquiatría y por ende muy poca paciencia con
este tipo de enfermos. Si bien comprendo que es una patología, no puedo
entablar más de 2 frases seguidas con ellos sin que en mi mente aparezcan
pensamientos como, “¿cuando se va a ir?”, “¿faltará mucho para el cambio de
guardia?” o “¿porqué justo abrí la puerta yo?”. En muchos hospitales uno se
puede “desligar” de estos pacientes haciendo que los vea el especialista
adecuado: el psiquiatra. Pero lamentablemente nosotros no contamos con dicho
profesional en la guardia y no nos queda otra que esperar al día siguiente para
la interconsulta.
En algunos de ellos,
la patología psiquiatrica se descubre en el contexo de una consulta por otro
motivo, como me pasó en este caso:
Paciente: -Vengo porque me duele la panza
Yo:
- ¿Y que comiste?
Paciente: - Lo de siempre, nada fuera de lo común.
El examen físico muestra un dolor abdominal
difuso, pero nada que asuste. Es ahí cuando la paciente interrumpe la
revisación diciendo:
Paciente: -Disculpe doctor, pero yo le tengo que decir algo. Hace 5 años que me
como el revoque de la pared de mi cocina.
De ahí venía el dolor abdominal, problema
resuelto! Y paciente derivada a psiquiatría.
Otras veces, los pacientes vienen muy
excitados, agresivos y no es poco común que esten bajo el efecto de alguna
sustancia como alcohol o drogas. Son estos pacientes los que requieren una
atención rápida y son además demandantes en cuanto a la cantidad de personal
que se requiere para su atención: enfermeras, médicos y guardias de seguridad
que puedan contenerlos.
En una ocasión, ingresa un chico de
aproximadamente 20 años en este contexto. Nosotros estábamos tratando a otra
paciente psiquiátrica en el pasillo pero tuvimos que desviar nuestra atención
hacia el nuevo individuo (problema de personal en los hospitales, noooo que
va!). Se lo ingresa al Shock Room y vendajes de contención, y drogas
intramusculares mediante se logra la contención del mismo. Satisfechos con la
tarea y media hora después, volvemos a la guardia y encontramos a la otra
paciente en el pasillo. No tuvo mejor idea que abrir un paquete de gasas y
comérselo. La buena noticia es que por lo menos eran estériles.
Otras veces, son pacientes ancianos y con una
rara mezcla de enfermedad psiquiátrica y demencia los que llegan a la guardia.
Lamentablemente, nada podemos hacer en
la urgencia para resolver esos problemas crónicos.
Hay quienes dicen que de la boca de niños,
borrachos y locos salen verdades. De ser cierto, debería creer que un paciente
de 75 años se peleo con un ex comisario retirado que le quiso clavar un
cuchillo en el abdomen pero que no le causó ninguna herida porque éste estaba
prevenido con una coraza de corcho, si… como efectivamente acaba de leer, una
coraza de corcho. A su vez, el paciente deseaba que una persona invisible
llamada Roxana lo matara o en su defecto lo haga Gerardo, cualquiera de los dos
estaba bien. No digan que me río de la gente, pero hay que aguantar a alguien
gritando toda la noche: “Roxana, matameeee”
Y volviendo un poco a la introducción de esta
historia, hay pacientes que son recurrentes. Yo no se si es que les gusta el
hospital, si están conformes con la atención o si no tienen otra cosa que
hacer, pero siguen reincidiendo. Miren que hay shoppings, negocios de todo tipo,
plazas, pero no, ellos siguen eligiendo el hospital. Y consultan por las cosas
más disparatadas:
Y: -Vengo porque me duelen las piernas
Médico: -¿Y que te pasó?
Y: -Me pisó un tren…
Médico: Deseando que lo pisara un tren- Ahh, bueno… tomate esta pastillita que
se te va a pasar.
O esto:
X: -Tengo un dolor que me empieza en la pierna izquierda, se va todo por
la espalda y termina en el cuello. Después me da una puntada en el dedo gordo
del otro pie y ahí es cuando me vienen las arcadas vió. Después se me pasa,
pero un ratito y de vuelta otra vez. Se me acalambra todo el cuerpo, no puedo
respirar, me dan palpitaciones y me duele la vesícula, ¿qué puede ser?
Que necesita un psiquiatra señora! Eso lo
piensa el médico pero no lo dice… queda mejor hacer una interconsulta con el
servicio de “salud mental”, tiene menos impacto que la palabra psiquiatra! La
verdad que los compadezco.
Los pacientes psiquiatricos, cuando estamos muy llenos de trabajo son una terrible pesadilla. Pero cuando todo esta calmo, son los mejores generadores de anécdotas que conozco
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