domingo, 12 de febrero de 2012

LA LOCURA NOS LLEGA A TODOS



Una de las cosas más comunes de ver en una guardia médica es un paciente psiquiátrico. Siempre hay alguno dando vueltas por ahí. Pueden estar solos o acompañados por sus familiares, pueden ser habitué o debutantes de primera vez en el nosocomio pero siempre hay al menos uno.

Siéndoles sincero, tengo muy poco interés por la psiquiatría y por ende muy poca paciencia con este tipo de enfermos. Si bien comprendo que es una patología, no puedo entablar más de 2 frases seguidas con ellos sin que en mi mente aparezcan pensamientos como, “¿cuando se va a ir?”, “¿faltará mucho para el cambio de guardia?” o “¿porqué justo abrí la puerta yo?”. En muchos hospitales uno se puede “desligar” de estos pacientes haciendo que los vea el especialista adecuado: el psiquiatra. Pero lamentablemente nosotros no contamos con dicho profesional en la guardia y no nos queda otra que esperar al día siguiente para la interconsulta.

En algunos de ellos, la patología psiquiatrica se descubre en el contexo de una consulta por otro motivo, como me pasó en este caso:

Paciente: -Vengo porque me duele la panza
Yo: - ¿Y que comiste?
Paciente: - Lo de siempre, nada fuera de lo común.

El examen físico muestra un dolor abdominal difuso, pero nada que asuste. Es ahí cuando la paciente interrumpe la revisación diciendo:

Paciente: -Disculpe doctor, pero yo le tengo que decir algo. Hace 5 años que me como el revoque de la pared de mi cocina.

De ahí venía el dolor abdominal, problema resuelto! Y paciente derivada a psiquiatría.

Otras veces, los pacientes vienen muy excitados, agresivos y no es poco común que esten bajo el efecto de alguna sustancia como alcohol o drogas. Son estos pacientes los que requieren una atención rápida y son además demandantes en cuanto a la cantidad de personal que se requiere para su atención: enfermeras, médicos y guardias de seguridad que puedan contenerlos.

En una ocasión, ingresa un chico de aproximadamente 20 años en este contexto. Nosotros estábamos tratando a otra paciente psiquiátrica en el pasillo pero tuvimos que desviar nuestra atención hacia el nuevo individuo (problema de personal en los hospitales, noooo que va!). Se lo ingresa al Shock Room y vendajes de contención, y drogas intramusculares mediante se logra la contención del mismo. Satisfechos con la tarea y media hora después, volvemos a la guardia y encontramos a la otra paciente en el pasillo. No tuvo mejor idea que abrir un paquete de gasas y comérselo. La buena noticia es que por lo menos eran estériles.

Otras veces, son pacientes ancianos y con una rara mezcla de enfermedad psiquiátrica y demencia los que llegan a la guardia. Lamentablemente, nada  podemos hacer en la urgencia para resolver esos problemas crónicos.

Hay quienes dicen que de la boca de niños, borrachos y locos salen verdades. De ser cierto, debería creer que un paciente de 75 años se peleo con un ex comisario retirado que le quiso clavar un cuchillo en el abdomen pero que no le causó ninguna herida porque éste estaba prevenido con una coraza de corcho, si… como efectivamente acaba de leer, una coraza de corcho. A su vez, el paciente deseaba que una persona invisible llamada Roxana lo matara o en su defecto lo haga Gerardo, cualquiera de los dos estaba bien. No digan que me río de la gente, pero hay que aguantar a alguien gritando toda la noche: “Roxana, matameeee”

Y volviendo un poco a la introducción de esta historia, hay pacientes que son recurrentes. Yo no se si es que les gusta el hospital, si están conformes con la atención o si no tienen otra cosa que hacer, pero siguen reincidiendo. Miren que hay shoppings, negocios de todo tipo, plazas, pero no, ellos siguen eligiendo el hospital. Y consultan por las cosas más disparatadas:

Y: -Vengo porque me duelen las piernas
Médico: -¿Y que te pasó?
Y: -Me pisó un tren…
Médico: Deseando que lo pisara un tren- Ahh, bueno… tomate esta pastillita que se te va a pasar.

O esto:

X: -Tengo un dolor que me empieza en la pierna izquierda, se va todo por la espalda y termina en el cuello. Después me da una puntada en el dedo gordo del otro pie y ahí es cuando me vienen las arcadas vió. Después se me pasa, pero un ratito y de vuelta otra vez. Se me acalambra todo el cuerpo, no puedo respirar, me dan palpitaciones y me duele la vesícula, ¿qué puede ser?

Que necesita un psiquiatra señora! Eso lo piensa el médico pero no lo dice… queda mejor hacer una interconsulta con el servicio de “salud mental”, tiene menos impacto que la palabra psiquiatra! La verdad que los compadezco.

1 comentario:

  1. Los pacientes psiquiatricos, cuando estamos muy llenos de trabajo son una terrible pesadilla. Pero cuando todo esta calmo, son los mejores generadores de anécdotas que conozco

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