En esta nueva entrada del blog, quiero
dedicarme a describir la cotidianidad de un estudiante de Medicina dentro de
la maravillosa Universidad de Buenos Aires.
Para poner un poco de claridad al asunto, me
parece importante comentarles un poco como está estructurada nuestra carrera.
Toda persona que quiera obtener el título de médico y decida hacerlo en la UBA , debe seguir una serie de
pasos bien ordenados. Terminada la escuela secundaria está apto para ingresar
al CBC (Ciclo Básico Común) el cuál tiene una duración de 1 año (en el mejor de
los casos) y puede cursarse en muchas sedes de Capital Federal, Gran Buenos
Aires y el interior. Consta de 6 materias generales y, con algunas variaciones,
es común para cualquier carrera que dicta la Universidad.
Con el CBC terminado y aprobado, ya estamos en
condiciones de comenzar nuestros estudios en la Facultad de Medicina, o
FMED como la llamamos nosotros. Ya con su imponente edificio en Paraguay 2155
nos inhibe en nuestra llegada. Es allí donde vamos a pasar el resto de nuestra
carrera, aunque a partir del cuarto año también cursaremos materias en
distintos hospitales tanto públicos como privados de capital y conurbano. Toda
esta peripecia toma alrededor de 7 años más, que sumados al del CBC dan un
total de 8.
Imagínense la cantidad de anécdotas que uno
puede acumular a lo largo de todo ese tiempo, imposibles de volcar en una
entrada. Es por eso que mi intención es dividir el tema en dos partes: Una que
involucre las anécdotas dentro de la facultad en si y otra dentro del hospital
y que corresponde al último tramo de la carrera.
Comencemos entonces por el principio: hablemos
de fmed. Es difícil para mí describirla; mientras algunos le toman odio y no
ven la hora de dejar de cursar, otros como yo le tomamos cariño y nos sentimos
parte de ese lugar. Fmed, como todo edificio público de nuestra patria (porque
en definitiva eso es lo que es) tiene una mezcla de cosas. Ni bien uno entra
respira un aire de inmensidad, impersonalismo, libertad y desorganización;
puede respirar la grandiosidad de la institución que representa ese edificio y
la grandiosidad de las personas que alguna vez estuvieron en él y que hoy
forman parte de la historia de nuestra Medicina Argentina. Ese lugar fue cuna
de grandes. Pero hoy no me voy a dedicar a hablar de eso, sino que voy a hablar
de sus falencias. Lo malo es divertido y a la vez la crítica es lo que nos hace
crecer y mejorar.
El primer contacto que tiene un alumno con
esta facultad no es a través de lo académico, sino a través de lo
administrativo. Obviamente, ¿Qué hay que hacer antes de empezar con las
materias? Trámites! Y lo peor de hacer trámites es tener que enfrentarse al
personal de administración. Algunos de ellos parecen personajes salidos de un
sketch de Gasalla, literalmente. Con pocas ganas de trabajar y con una mala
predisposición que supongo, se origina de tener que atender a tanta cantidad de
personas. Pero el personal no es lo peor sino la manera en que organizan el
sistema de tramiterios ¿Cuál es el sentido de poner fechas para trámites en
simultáneo para todos los alumnos de la facultad? Resultado, 3000 personas
agolpándose contra las diminutas ventanillas intentando obtener el preciado papel
que buscan. Y no solo eso sino que en los trámites pagos, cuando uno logra
atravesar el espesor de ese bloque humano, llega a la tesorería y abona, tiene
que volver a ingresar para mostrar nuevamente el papel a la empleada que
se lo entregó para que le dé otro papel
que desmuestre que ya pagó. Vueltas y vueltas.
Pero el gran problema que tiene fmed y que es
parte del origen de su desorganización, es la gran masa de gente que alberga.
Hordas y hordas de estudiantes llenan los pasillos en las horas pico, y claro…
es difícil manejar semejante cantidad de personas con tan poca organización.
¿Cómo hacemos para tomar un final a 1000
personas? La situación se complica cuando ponen UNA hoja en UNA cartelera que
indica hacia donde hay que dirigirse para rendir y obviamente las 1000 personas
se agolpan juntas para observar. La masa indivisible que se mueve como bloque
se desplaza de un lado a otro sin sentido hasta que media hora después aparece
un iluminado con un altoparlante y comienza a leer lo escrito en voz alta.
También podríamos pensar que no es necesario
tomar a tantas personas juntas el mismo día, sino separarlas. Eso es lo que
algunos intentan hacer pero parece que le erran al cálculo. Algo que puede
pasar es que tras 5 largas horas de espera y ansiedad, en el momento en que ya
no tenes uñas, estas deshidratado del sudor y la diarrea nerviosa y al borde de
la locura te avisan que se hizo tarde y no te pueden tomar: “Vuelvan el martes”.
¿Y como soporto un fin de semana así después de todo esto? Debe ser que a base
de golpes nos quieren hacer más fuertes.
También es común que en los exámenes de opción
múltiple, que son masivos ya que se toman para muchísimas personas a la vez, se
interrumpa una y otra vez para aclarar cosas como: “Fijense que en la pregunta
43 falta un pedazo de enunciado” o “A la pregunta 6 le falta una opción”, etc,
etc. Digo yo, estos cristianos, ¿No controlan el exámen con anticipación?
Otra cosa con la que hay que lidiar es con las
cursadas. Uno nunca sabe si va a tener clase o no, aunque admito que en mi caso
fui de los afortunados que no ha sufrido demasiado este inconveniente. Una vez,
cursando patología nos dijeron: “Chicos, hoy no van a tener clases porque el
hombre que tiene la llave del salón no vino asique no podemos entrar”. Esto es
el colmo de los colmos!!
Ahora, pregunto yo, y si el señor que tiene la
llave de la comisaría se queda dormido, ¿Ese día no hay policías? Mejor no
demos la idea.
Dejando de lado la parte organizativa, otro
problema que nos persigue es lo edilicio. El edificio es original del ’50. Si
fuera un auto, podríamos publicarlo y venderlo como exclusivo, todo original.
Pero como es un edificio, se complica. No tiene Gas, tiene sectores bastante
deteriorados y baños fuera de servicio o en servicio pero deplorables (muchos
todavía tienen pozo). Hay escaleras que como son poco transitadas directamente
no se limpian y no están iluminadas. Son años y años de restarle importancia al
lugar que fue el origen de grandes descubrimientos y que es la casa de estudios
que da la mayor cantidad de médicos del país.
Pero a pesar de todos sus problemas, quiero
mucho a esa facultad y espero que algún día vuelva a ser lo que fue en el
pasado.
Hay que prender fuego a ese edificio!!!!! La verdadera medicina se enseña en los hospitales, por médicos que se dedican a la atención de pacientes y no por figuras acartonadas que se anquilosan en laboratorios!!!!!!
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