Y seguimos con más historias de esta bendita
pileta que me tiene como “médico” revisor. Estoy comenzando a notar que a
medida que transcurren los meses la cuestión se vuelve más tediosa. No solo
porque es una actividad que en sí no soporto más sino porque como la gente me
conoce (o cree que me conoce por verme casi diariamente) me entretiene (léase,
molesta) con charlas que ni a ellos les interesan.
Ni hablar de los estúpidos que tienen como
clientes que preguntan si se tienen que sacar una media o las dos, que lejos de
causarme gracia como al principio ahora me indignan. Lo que me indigna es la
idiotez humana elevada a la enésima potencia, la falta de sentido común.
CLIENTE (20 años): - ¿Y vos estudias medicina?
YO: - Si
CLIENTE: - Ahh, ¿Para ser Médico?
O tuvo un ACV en el medio de la conversación o
es pelotudo todo el tiempo, no se me ocurre otra explicación para esto.
Cuando ya estoy muy saturado tengo un umbral
de tolerancia más bajo, lo acepto.
Un padre trae a su niña para revisar y me
dice, “…Mirá que a Guada le falta un dedito en el pie…”. Mientras pienso,
pobre, tan chiquita y con un dedo menos, veo como el padre le saca la
zapatilla, me mira y se ríe: “-Mentira, los tiene todos!!”
Ahhh bue, la nena tiene todos los dedos pero a
vos te faltan varios jugadores. Por favor!!
De preguntas como: ¿Te tengo que mostrar los
dos pies? ¿Para que me miras la cabeza? ¿Me tengo que sacar las zapatillas?
(después de pedirle que me muestren los pies) estoy hasta el orto; recibo por
lo menos 10 por semana. Toda de gente mayor, obviamente excluyo a los chicos
porque un poco de tolerancia me queda…por ahora.
Hay gente que no se si es irrespetuosa por
irrespetuosa en sí misma o por tonta. Llegan y te apoyan la pata chorreando
agua en la silla alfombrada. Flaco, secate el piecito antes de entrar a
revisarte!
Después están los negadores, los que te
cuestionan lo que estas viendo con tus propios ojos:
YO: - Mire señora que ahí tiene un hongo, ¿Hace cuanto lo tiene?
CLIENTE: - Nooo, eso no es un hongo, es un callo
YO: - Señora, los callos no salen entre medio de los dedos ni son rojos,
es un hongo
CLIENTE: - Ah, bueno (seguramente pensando, puta madre pendejo de mierda me cagó).
Si recuerdan del post anterior, Amanda es una
empleada del lugar. Amanda se cansa de su trabajo y molesta, quiere hablar. No
importa que estas haciendo, no importa si tu cara dice “no soporto ver a
nadie”, ella viene y te habla. Siempre está triste y quejosa asique habla de
eso.
A Amanda le dijo su psicóloga que tiene que
hacer actividades fuera de su trabajo para desestresarse. ¿A quien se les
ocurre que puede recurrir?
YO: Leyendo para el parcial del día siguiente
AMANDA: - ¿No me buscas en la compu donde dan clases de Tai Chi Chuan?
Mi cara se puso verde al solo hecho de pensar
que iba a tener que destinar mi próxima media hora tratando de encontrar
lugares y horarios que la convenzan.
Otro personaje, pero que no les describí, es
el de la vestuarista de la mañana: RAMONA. Desafortunadamente Ramona tiene
muchos problemas de salud y pretende que yo sea el eslabón que falta en su vida
para solucionarlos. Ramona consulta al hematólogo, al neumonólogo, a la
ginecóloga y todos los ólogos que se les ocurran que a su vez piden
interconsultas con otros colegas y solicitan muuuuchos estudios. Estudios y
consultas para los que hay que sacar turno. Entenderán entonces por donde viene
la cuestión. A su vez, Ramona tiene otros familiares con problemas de salud que
consultan a muchos especialistas y que también requieren estudios. Conclusión:
Más turnos. Si quieren conmoverme con enfermedades empezaron por el camino
equivocado.
Y no solo mis oídos son receptores de pedidos
de favores sino que en lo que probablemente ellos piensen sea una retribución,
también son receptores de chusmerío barato. O sea que lo que termino recibiendo
a cambio por favores que no cumplo son críticas hacia otros empleados. Supongo
que esto es una cadena de la cual soy parte sin querer y que quien hoy acude a
mí hablando mal de otro, mañana acude al mismo otro para hablar mal de mí. Hay
de todo para repartir: amores no correspondidos, intereses por más “poder”
dentro del lugar, odios personales. Yo, lo único que pretendo es que me dejen en
paz para leer!
Haría un plan de LIBROS PARA TODOS así la
gente tiene menos tiempo para pelotudeces y de paso se cultiva un poco!
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