jueves, 26 de julio de 2012

PERO VOS, ¿QUE SOS?


Desde que me “recibí” y entré en el limbo en donde uno es médico pero no lo es la gente no para de molestarme pidiéndome favores.

Antes que nada quiero aclarar a que me refiero con esto del limbo. Todo comienza el día en que uno da su última materia y recibe los huevazos. El último huevo que impacta nuestra cara, el último granito de yerba que se deposita en nuestro pelo para formar parte de la masa indivisible de asquerosidades que nos cubren y la última gota de vino tinto barato que nos moja es lo que nos da la bienvenida a la nada misma. A partir de ese momento ingresamos en algo que no podemos hacer entender a la gente bien que es. Ya aprobamos todas las materias y por ende no somos más estudiantes de medicina, pero tampoco somos médicos porque no tenemos matrícula. Y es que lo que nos separa del tan ansiado sello son 8 meses más de prácticas hospitalarias obligatorias; o sea, el bendito IAR (internado anual rotatorio).

Esto que parece tan fácil de entender, aparentemente no lo es; o a lo sumo no lo es para la manga de pelotudos que son los que me piden favores:

-          Chee, te reee felicito, me enteré que te recibiste!!!
-          Ehh… gracias - ¿y esta quien mierda era?
-          Sabes que me pidieron un certificado para hacer deporte…
-          Ahh, que bien…
-          Si… - mira como esperando algo
-          Mirá que yo no tengo matrícula todavía
-          Queda desencajada  - No, no hay drama, igual no lo decía por vos… Bueno, te voy dejando que se me hace tarde.

También creen que yo trabajo en el lugar donde hago mi IAR. Si supieran que en realidad casi nadie me registra ahí, se darían cuenta que no puedo conseguirles lo que pretenden que les consiga.

-          Ay, vos estas haciendo las prácticas en Sarasa, no?
-          Seee – Esta viene de mangazo seguro
-          Sabes que la Encrinóloga (asumo que es endocrinóloga) me mando hacer unos estudios de la tiroides
-          Mirá que bueno…
-          ¿No me podes sacar turno?
-          ¿?

Como vas al hospital todos los días también te piden que les des medicamentos gratis. Primero, si consigo medicamentos me los quedo yo. Segundo, no soy tu mula para llevarte cosas gratis. Tercero, compratelos vos (tampoco te voy a hacer receta porque NO TENGO MATRICULA TODAVIA!!).

También es común que crean que ahora que sos médico sabes absolutamente todo. Es como si el día en que te recibiste hubiera sido un punto de inflexión en donde a partir de ahí o te bajó un aura de conocimiento o fuiste poseído por el alma de Hipócrates. No sé que piensan, pero suponen que pasaste de saber nada a ser un experto en cualquier problema que ellos pudieran tener: desde un pedo atravesado hasta un tumor cerebral.

-          Che, sabes que a mi hermano pobre, le detectaron un problemita en la cabeza. Lo está viendo el neurólogo.
-          Uhh, que cagada… (pobre tu  hermano, pero la verdad me importa tres huevos)
-          Mirá, te traje la tomografía a ver que opinas

Te traje la tomografía a ver que opinas?? O sea, a quien le entra en la cabeza que un pobre recién recibido puede opinar sobre un diagnóstico o tratamiento que en este caso debe instaurar un neurólogo? Quizás el paciente tenía un problemita ahí arriba pero que a su hermana no le subía agua al tanque tampoco, no me hace falta ser neurólgo para darme cuenta.

También creen que los podes diagnosticar sin siquiera revisarlos, sin pedirles estudios complementarios, sin nada. Esto no lo puedo hacer ni yo ni lo puede hacer un médico con 30 años de experiencia. Vienen y te dicen:

-          Ay, sabes que hace 4 meses que cuando voy a hacer caca me duele el oído, ¿que puede ser?

Ahí es cuando tratas de pensar donde corno encajan esos síntomas extraños en algo que alguna vez hayas leído. Pensas y pensas,  y no aparece nada. Si estas un poco perseguido te desesperas porque sentís que no sabes y que los 7 años en la facultad fueron al pedo. Además, tenes que darle una respuesta que calme un poco la ansiedad. Porque créanme que aunque haga 4 meses que le duele el oído cuando caga va a querer saber el por qué en el momento en que te lo pregunta.  Ahí es cuando te dan ganas de decirle, “es porque tiene mierda en la cabeza señor, y el acto defecatorio la moviliza y le produce la otalgia”, pero te contenes. En el mejor de los casos le terminas diciendo que para saber eso hay que hacer estudios y que tiene que ir al especialista (que elija si empieza por el otorrino o por el proctólogo).

Otros  asumen que como sos una persona joven y ya estas recibido, entonces no tenes quilombos. Me pasa en el natatorio que gente del personal entra al consultorio y me dice: “Vos si que no tenes problema ehhh!!”. ¿Y que carajo sabes si tengo o no tengo problemas?

O te miran de reojo y en la cara les podes leer: “Que pendejo hdp, ya debe estar forrado”.  Piensan que como ya te recibiste debes estar levantándola en pala.
¿A vos te parece que si estuviera forrado seguiría trabajando en la pileta de mierda esta donde me pagan dos mangos con cincuenta la hora?

Y volviendo a lo del principio, no entienden como es eso de estar recibido pero no. Después de haberles explicado con lujo de detalles y estar casi seguros que entendieron todo, te preguntan: “pero entonces, ¿sos o no sos médico?”. O sea, no me importa lo que creas que soy, lo único que me importa es que te quede claro que no me podes pedir nada todavía. En definitiva, eso es lo único que quieren saber.

Si esto es lo que vivo aun siendo un “profesional” no matriculado, no me quiero imaginar lo que voy a tener que pasar cuando sea médico con sello en mano.

ADIOS OBSTETRICIA


En un post anterior dije que los ginecoobstetras iban a ser la mayor musa inspiradora del contenido de este blog, y no me equivoqué. Definitivamente lo que viví dentro del servicio de maternidad fue bastante… “jugoso” por decirlo de alguna manera. Como era de esperar, ni la Doctora C ni la Doctora Z saciaron sus ansias de vernos sufrir. Por el contrario lo que les contaba antes fue solo el comienzo, la punta del Iceberg.

Pocas veces en toda mi carrera conocí gente tan arpía. Si, esa creo que es la mejor palabra para definirlas, en especial a C. Porqué esta es la típica mina que de frente es tu “amiga”, que pretende oficiar de confidente y que cuando menos te lo esperas te clava el puñal. Tiene la costumbre de criticar a sus colegas y le encanta el chusmerío barato intrahospitalario; es como una Viviana Canosa degradada en vejez que disfruta del cuchicheo y de armar conventillo. De hecho, no puede estar más de diez minutos seguidos sin tirar comentarios del estilo:

-          Ay chicas, vieron, el infectólogo joven que vino hoy, es el Brad Pitt del hospital!! Ojito con lo que hacen - Mientras mira a las residentes con una risa pseudocómplice pero falsa como billete de 25 pesos. En el fondo, sabe que está de vuelta, pero desearía tener 30 años menos para coquetearlo y no quedar tan mal.

Otras veces despotrica contra sus colegas y habla como si ella fuera premio Nobel de Medicina.

Por supuesto, su trato hacia nosotros, los rotantes, continuó siendo ambiguo. Por momentos se mostraba como una mujer accesible y por otros nos ponía en situaciones totalmente incómodas. En definitiva, actitudes dignas del diagnóstico psiquiátrico al que llegamos con los otros rotantes: Ciclotimia.  Disfrutaba vernos sufrir y como le encantaba tener el control no toleraba si algo se escapaba de sus planes. Si ella nos daba una orden, no había motivos para salirse de sus planes, por más mínimo que fuera el desvío.

C: - ¿Cómo puede ser que si yo dije que fueras al consultorio vos fuiste a la guardia? ACA LA QUE MANDA SOY YO!!!!!

Creo que ese intento de demostrar autoridad cuando en realidad no tiene ningún cargo jerárquico (es médica de planta como cualquier otro), no hace más que reafirmar mi convicción que lo que en realidad la aqueja es un gran complejo de inferioridad.

Es de esperar, entonces, que la mejor estrategia para llevarse bien con una persona de estas características es obviamente seguirle el juego. ¿Y que hubiera representado esto? Nutrirla con chismes, por ejemplo. Obviamente no podíamos caer tan bajo, de manera que no accedimos a eso aunque nos hubiera allanado el camino. Por el contrario, indignados con su actitud bipolar, no parabamos de criticarla cuando ella no estaba alrededor nuestro, o por lo menos, creíamos que no estaba alrededor nuestro. Y si, tanto va el pájaro a la fuente que al final que se rompe, como dice el dicho. Tanto hablábamos mal de ella que un buen día nos oyó.

Salíamos del hospital, totalmente indignados con su actitud:

-          Es una bipolar de mierda, quien se cree que es!! De repente es tu mejor amiga y de repente te odia, esta reeee loca la mina esta!!

Seguido esto, y como si algo invisible nos llamara, los 5 rotantes giramos nuestra cabeza casi al unísono para dar con la imagen de un ser esquelético cuya vista estaba fija en nosotros, situado en una esquina y fumando un cigarrillo. No era otra cosa que la doctora C.

-          Vayan chicos, háganme el favor…

Esas palabras fueron indicio que había escuchado. Y a partir de ahí supimos que se nos vendría lo peor. Atravesando la mitad de la rotación y con tu encargada que acaba de escuchar que le dijiste que es una loca de mierda, estábamos en el horno.
Tal cual como algunos lo supusimos, al otro día nos junta para hablarnos. Y demostrando su bipolaridad nos dice:

-          En tono amigable - Bueno chicoooos, ayer escuché que en la puerta del hospital estaban hablando mal de alguien….. DE QUIEN ERA??

El cambio de tono fue casi instantáneo. Su cara se transformó. Obviamente negamos que estuviéramos hablando de su persona, y dijimos que era cosa nuestra.

-          Vuelve al tono amigable – Es que si estaban hablando de mi, a mi me gustaría saberlo, para que solucionemos las cosas…

Paradójicamente su actitud lejos de exacerbarse se atenuó y a partir de allí nos comenzó a molestar cada vez menos. Evidentemente, el haber escuchado que la criticaban de esa forma la tomó de sorpresa y le movió una fibra interna. O al menos eso quiero pensar.

Creo que la Doctora C tiene el mérito de haber entrado al podio de los seres mas indeseables da la fauna médica conocidos por mí hasta ahora en mi corta vida académica. Gracias a Dios y luego del incidente que les contaba más arriba, esta bicha tomó sus vacaciones y dejó nuestra última semana de rotación a cargo de la Doctora Z. Y no es que Z sea precisamente un dulce de leche, pero por lo menos llegaba a las 10 y hacía que nuestras primeras 2 horas de la mañana transcurrieran en un ambiente distendido. Y en esa última semana que tuve un contacto más cercano con ella, descubrí en su mirada un pasado sufrido (confirmado luego por Facebook… si, si, nadie zafa de las redes sociales). Intentaba ver más allá de esa coraza auto impuesta y encontré lo que me pareció una mujer amargada, desdichada e infeliz. Y ahora entiendo, no cabe otra posibilidad que estar disconforme con la propia vida para reaccionar de la forma que reacciona con el resto. El inconformismo con uno mismo hace que no toleremos a los demás.

Por suerte mi rotación en ese servicio ya terminó y jamas volveré a pisar esos suelos ni mirar esas caras. Pero sí hay algo que les tengo que agradecer tanto a la doctora C como a la doctora Z y es: Gracias por ser mis referentes para saber en lo que no debo convertirme en un futuro!