lunes, 20 de febrero de 2012

DOCTOR FASO: SEGUNDA PARTE

Y es que con el doctor Faso hay mucha tela para cortar. De lo físico podemos decir que es un sesentón petiso, medio rubión con las canas apareciéndole por debajo de la tintura. Usa casi siempre el mismo ambo, y a pesar de todo es coqueto.
Su rutina de guardia consiste en lo siguiente: llegar puntual con su bolsito, quedarse cual estatua sin acotar, preguntar ni chistar escuchando el pase de guardia, dejar el bolso; tomar los implementos necesarios para su actividad (jamás usa estetoscopio, total para qué... alguien lo prestará, y si no, la auscultación no será necesaria) e inmediatamente pegarse a alguien. ¿Qué quiero decir con pegarse a alguien? Eso... plantarse detrás de un pobre infortunado al que sigue a todas partes no haciendo absolutamente nada. Solo lo sigue y le habla cual si fuese la voz de su conciencia. ¿Con qué propósito? Vaya Dios a saber, porque lo que es ayuda, el pobre condenado no recibe siquiera un ápice.

Después de aproximadamente una hora de caminata ininterrumpida el doctor Faso comienza con hambre, asique abandona al pobre desdichado y se dispone a comprar algo para comer. Su alimento es acompañado siempre de una botella de agua saborizada (chiquita, para no convidar).
Después de saciar su apetito y tal vez disfrutar de una media horita más de televisión (realities, novelas, cualquier excusa es buena) llega nuevamente el momento de ponerse en acción. Vuelve a la guardia donde irremediablemente encontrará un mundo de gente en los pasillos (claro, mientras él comía cayeron 15 ambulancias, dos histéricos que tiraban la puerta abajo y como los de seguridad nos vieron aburridos hicieron pasar a 4 señoras mas que tenían mala cara y a una viejita que dijo que tenía la presión alta), con lo cual pasará aproximadamente 20 minutos discutiendo con toda esa gente tratando de despejar el corredor, cosa para lo cual es especialista.
El doctor Faso tiene una especial cualidad: nunca escucha de lo que están hablando y cuando lo considera necesario interrumpe cualquier conversación para contar una anécdota, y aunque la conversación original siga, el continúa igual. Uno podría pensar que después de tanto tiempo las anécdotas se acaban, pero no... y para colmo el público constantemente se renueva, asique quien lleva un tiempo a su lado conoce las mil y un aventuras de este doctor.

Habitualmente los clínicos descansan por turnos. Si no es su turno de descansar, el doc se queda pululando por ahí, esperando que el practicantado tome las riendas de la guardia y sólo aparece oportunamente cuando la situación lo amerita, ejemplos: pacientes con alteraciones del sensorio, politraumatismos, en fin: pacientes graves que la juventud no está apta para resolver. Y es en esos momentos donde brilla el valor del doctor Faso, realmente es cuando se luce en todo su esplendor... Es el momento oportuno para mirar hacia un costado y con cara sonriente decirle a algún pobre practicante que aparezca por ahí: ¿No me llamas a los cirujanos, al cardiólogo, al anestesista y al terapista? Y no va a faltar algún iluminado que a su lado diga:

-Doctor, el paciente esta muy grave, hay que intubarlo (ponerle un tubo en la laringe para asegurar la respiración y que de ese modo le llegue oxigeno al cerebro)!

Y, muy complaciente nuestro doctor conteste:

-Si, si, ya se... ya llamé al terapista!

y se quede mirando como el paciente (que ya está azul por la hipoxia) recibe oxigeno de una bigoterita (esas cánulas que se ponen en la nariz) mientras el se mueve de un lado para otro haciendo cosas tan importantes como escribir las órdenes de laboratorio, rotular los sueros, sacarle las zapatillas al enfermo y demás cosas prescindibles cuando tenés delante a alguien que se está muriendo.

Si, ya sé que lo que estoy contando es grave, pero falta describir otra cualidad: Vaya a saber por qué, al doctor Faso casi nunca se le mueren los pacientes. Es más que obvio que si se hace cargo otra persona a él no se le va a morir, pero mientras que el paciente está bajo sus dominios, o sea en la nebulosa misma, generalmente no se muere. Hay varias teorías que afirman que este hecho fue logrado mediante un pacto demoníaco pero ninguna fuente es confirmada.

Cuando llega su momento de descansar, simplemente se acuesta. Si le correspondía levantarse a las cuatro, se levantará a las 8 (con suerte) y ni hablemos si se acostó tarde. Si se levanta temprano hace unos desayunos interminables y para cuando arranca, todos los especialistas que tenía que consultar se están por ir con lo cual se la pasará quejándose de todo el trabajo que tuvo a la mañana para conseguir que le vean a los pacientes. Ni hablar que en ese lapso, por supuesto, no atendió a uno solo.

Para todo esto el apetito ataca nuevamente al doctor. Ni hablar de intentar coordinar una comida con el resto de sus compañeros, ni corto ni perezoso se encarga la propia, y cuando llega, come. Aunque en ese momento haya un accidente aéreo a dos cuadras del hospital y lleguen ambulancia y bomberos, uno detrás de otro con heridos gravísimos, ninguna de las víctimas será merecedora de aplazar siquiera unos 10 minutos la ingestión de sólidos. Por supuesto él es muy buen compañero, y como es feo comer solo, se queda en la mesa hasta que el último de los cristianos (y no cristianos) que están en la guardia termine de comer, sólo para hacerle compañía y luego, como es el colmo de la amabilidad, lava los platos. ¿Quién queda en ese período en la guardia? Nadie... pero ante todo lo mas importante es el compañerismo.

Promediando la guardia hay que justificar el sueldo. ¿Para qué arriesgarse a ver a los pacientes que están en aislamiento infectados, aquellos psiquiátricos excitados o esos otros pacientes peligrosos? no, es mucho más sencillo aportar a la causa atendiendo a la gente que golpea la puerta. Y así, de 10 pacientes que ve sucede lo siguiente:

Paciente 1: -Vengo porque me duele la panza
Doctor Faso: -¿Hace cuanto?
Paciente 1: -Hace 3 días
Doctor Faso: -Eso es crónico, vaya al gastroenterólogo

Paciente 2: -Vengo porque estoy mareado
Doctor Faso: -¿Cuanto tiene de presión?
Paciente 2: -No se, hace rato que no me la tomo
Doctor Faso: -Ah no... Siempre que venga así primero vaya a la farmacia a tomarse la presión, acá no hacemos eso

Paciente 3: -Vengo porque tuve un accidente
Doctor Faso: -¿Lo vió el traumatólogo?
Paciente 3: -Es que solo tuve un golpe en la cabeza
Doctor Faso: -No importa, lo ve primero el traumatólogo

Paciente 4: -Vengo porque tengo un forúnculo
Doctor Faso: -Ah no, eso es del cirujano

Paciente 5: -Vengo porque me duele la panza
Doctor Faso: (sin revisarlo) -Pasá del otro lado que los cirujanos te van a revisar... (Gritándole a un practicante) Fulanooo, anda a buscar a los cirujanos que hay una panza

Paciente 6: -Vengo porque necesito un certificado
Doctor Faso: -¿Un qué?
Paciente 6: -Si, ayer estuve con gómitos y no fui a trabajar
Doctor Faso: -SALGA INMEDIATAMENTE DE MI VISTA DESVERGONZADO!!!! Eso acá no se hace!!

Paciente 7: -Vengo porque tengo tos y mocos
Doctor Faso: -¿Y? (ya de mal humor) ¿Qué pasa que todo el mundo esta así? Por diooos
Paciente 7: -¿No me puede hacer una placa?
Doctor faso: -¿Pero que se cree, que me va a venir a indicar a mi lo que tengo que hacer y lo que no? hágase vapor y váyase (no lo revisa porque recuerden que no tiene estetoscopio)

Paciente 3 bis: -Ah, si, vengo porque el traumatólogo me dijo que viniese para acá otra vez, que traumatológico no tengo nada
Doctor Faso: -¿Usted quien es?
Paciente 3 bis: -El que se golpeó la cabeza
Doctor Faso: -Ah, si... ¿Perdió el conocimiento?
Paciente 3 bis: -No... Creo que no
Doctor Faso: -¿Cómo creo? Bueno, hágase esta placa y vemos


Paciente 8: -Vengo porque me duele la panza
Doctor Faso: -¿Hace cuanto?
Paciente 8: -Desde hoy
Doctor Faso: -El cuadro es demasiado agudo, hay que darle tiempo a los síntomas señor, vuelva mañana si le sigue doliendo

Paciente 9: -Hola vengo porque estoy con diarrea
Doctor Faso: -¿Qué comió?
Paciente 9: -Nada... hace dos días que como te y galletitas y antes comí una ensaladita
Doctor Faso: ¿Usted quiere que yo le crea que con los 120 kilos que tiene encima no comió nada? Hágame el favor de no mentir, quiere?... tome crema de bismuto y no coma nada por 7 días... ¿Me entendió?

Y así atiende en un tiempo record 9 pacientes a lo cual deja el box libre para que un practicante atienda. Y llega el último paciente...

El practicante abre la puerta y se encuentra con que el paciente número 10 es un viejo que lo traen entre cuatro, toma 15 medicaciones, está tratado por 7 especialistas, está deshidratado, confuso y hace un movimiento extraño con la boca que ni lo vio ni lo leyó nunca. Lo acuesta y lo revisa, total sabe que el doctor Faso anda cerca para darle una mano. Este, pareciendo leer su mente se acerca justo cuando el pichón de médico está a punto de presentárselo. Pero el doctor es más rápido, lleva años de experiencia: antes que el susodicho abra la boca, mira la camilla, mira al practicante y le dice:

-Nene, aprovecho que ya saqué a toda la gente y me voy a la farmacia de la vuelta a comprar el remedio de mi mamá

Y sin el menor escrúpulo se da media vuelta dejando atónito y con cara desencajada al practicante.

Por supuesto que toda actividad puede ser interrumpida por algún matecito y alguna cosita rica. Ni hablar de toda la gente amable que viene a charlar, ¿Como desairarla?… si somos animales sociales caramba, de relaciones vive el mundo!
A todo esto se acerca el final de la guardia. Todo el mundo está cansado, malhumorado y quiere que la última hora sea un desierto. Pero parece que el destino se ensaña con la pobre gente del ámbito de la salud y en esa última hora caen siempre las cosas mas complicadas, insólitas y sobre todo imposibles de resolver. El doctor Faso podría en ese momento inspirarse y gritar cual He-man: POR EL JURAMENTO HIPOCRÁTICO!!!! y hacer algo... pero no, sería revelarse contra las normas, sería entrar en conflicto con su yo. Con lo cual esas horas cruciales las dedica pura y exclusivamente a guardar las cosas (no vaya a ser que el cambio de guardia lo encuentre desprevenido y tenga que regalar 10 minutos más de su preciado tiempo)

Hay una frase que dice: soldado que huye sirve para otra batalla. El doctor Faso pasa el 90% de su tiempo profesional huyendo, solo que hasta el momento no ha librado ninguna batalla. Pero ojo, nadie quita su mérito: hay que pasar 24 hs en un lugar en donde todos trabajan sin siquiera inmutarse. Y es que el doctor Faso es un gran superviviente... Casi casi, a la altura de las cucarachas!

domingo, 19 de febrero de 2012

EL DOCTOR FASO: PRIMERA PARTE


Conocí al doctor faso en el hospital donde hago guardias y compartí muchos momentos con él. Es por eso que tengo varias anécdotas para contarles. Pero para entender lo que les voy a relatar, es necesario meterse en la mente de este médico y conocer su forma de pensar.

Para él, lo más importante es saber si corresponde o no atender al paciente. Ustedes se preguntarán ¿Pero no corresponde siempre atenderlo? Les paso a explicar, el funcionamiento es el siguiente: Si el paciente tiene obra social se deriva al lugar en donde atiende la misma, si tiene PAMI hay que ver donde es su cápita (es decir, donde está su médico de cabecera) y derivarlo, si no tiene ningún tipo de cobertura se queda en el hospital.


Entonces en su mente, el doctor faso sigue un algoritmo bien concreto. En cuanto llega un paciente traído por la ambulancia este se activa y se respeta paso a paso:

1)      Preguntar si el paciente tiene Obra social y averiguar su cápita 

Se abre la puerta de la guardia mostrando la llegada de la ambulancia. El doctor faso se encuentra a 10 metros de distancia observando atentamente cada movimiento. Lo primero que hace es intentar divisar desde la lejanía las características del paciente, rogando que sea de otra especialidad. Si bajan a un pediátrico o a una embarazada el problema se resolvió antes de empezar. En este caso no fue así: bajaron a una geronte.


Ambulanciero: -Hola doctor, traemos a esta señora con dolor abdominal y fiebre. Tiene diarrea desde hace dos días y parece un poco deshidratada.
Faso: -Ajá. ¿Tiene obra social? (Se activa el primer paso del algoritmo)
Ambulanciero: -No se, no tiene carnet. Solo el documento
Faso: -Bueno bueno, no importa, damelo que yo en seguida te lo averiguo- (Se retira a la mesa de entrada para chequear la información; exactamente, la paciente capitaba en otro nosocomio) –Mirá que tiene PROGRANSO eh, te la tenes que llevar
Ambulanciero: -Uhhh

2)      Averiguar desde donde traen al paciente 

No solo tiene en cuenta si el paciente tiene cobertura o no sino desde donde se lo trae. Tiene en su mente la cuadrícula exacta del municipio y las calles que corresponden al hospital.  

Ambulanciero: -Hola doctor, encontramos a este masculino en la calle, estaba inconsciente. Las personas que estaban ahí dijeron que tuvo un cuadro convulsivo
Faso: - ¿Tiene obra social?
Ambulanciero: - No (tomá te cagué!! Esta vez me lo tenes que aceptar!)
Faso: (Ante la negativa a la primer pregunta se activa el segundo paso del algoritmo) -Ajá. ¿De donde lo traen?
Ambulanciero: -Estaba en la puerta del banco en la calle Mitre
Faso: - Ah noo, pero eso es del otro lado de la vía. No nos corresponde, te lo tenes que llevar.
Ambulanciero: -¿Pero como no corresponde?
Faso: Y claro, del otro lado es del hospital Saranga y acá es Sorongo. Yo te lo atendería pero no puedo porque no me corresponde.
Ambulanciero: -Bueno, esta bien… (la puta madre, este me engrampa siempre)

Pero hay veces que no queda otra que atender al paciente. Lo importante para él es encontrar la manera de solucionar el problema lo más rápido posible.
Entra al consultorio una chica con su amiga.

Amiga: -Traigo a mi amiga porque se quiso matar, tomo 30 pastillas de diaspesan (entendimos que era diazepam)
Faso: - ¿Cuándo las tomaste?
Amiga: -Hace dos días
Faso: -Y bueno m’hija, ¡Ni tendrías que haber venido! ¡Las pastillas esas ya están en el inodoro, no te preocupes!
Amiga: ¿Pero no tiene que hacer nada?
Faso: -No no, bueno… se va a tener que hacer ver de ahí arriba viste (señalando su propia cabeza) porque algún problemita debe tener. Pero eso lo haces tranquila en psiquiatría mañana. Andá, andá

 Lo más importante es la capacidad que tiene de “echar” a los pacientes sin que estos se enojen.

Paciente (a las 3 de la mañana): -Ay ay ay, me duele mucho la muela
Faso: - Tenes que ir a una guardia odontológica, acá no podemos hacer nada.
Paciente: -Pero me duele mucho
Faso: -Y bueno querida ¿Cómo no te va a doler si tenes la boca que es un desastre? Pero yo no te puedo atender porque no soy odontólogo, no me corresponde.
Paciente: -Bueno… 

Estas son solo algunas de las historias que tengo para contarles. Ya conocerán más de este especial doctor…


DIAGNÓSTICOS RETROSPECTIVOS


Algunas personas vienen para saber que pudo haber sido lo que les causó lo que sufrieron hace 5 horas atrás pero que ya no tienen más. Les aviso, no hacemos diagnósticos retrospectivos

Paciente: -Vengo porque a la mañana me agarró un dolor acá atrás (señalándose rodilla). Es como que me picaba, no se.
Médica: -¿Y ahora que sentís?
Paciente: -Ahora no siento nada ya
Médica: (Hay que tener ganas de esperar 5  horas en una guardia para esto) La médica le revisa la rodilla– Bueno, mirá, la rodilla la tenes normal, no hay ningún cambio en la piel, ahora no tenes síntomas, no tenemos que hacer nada
Paciente: -¿Pero como no va a hacer nada, ni una placa? A mi me molestaba mucho ehh
Médica: -Esta bien, pero ahora no te molesta. En todo caso si te pasa otra vez, volvé a la guardia (Si es a la próxima mejor)
Paciente: -¿Y una medicación tampoco? ¿Y si me pasa otra vez?
Médica: -No, no te voy a medicar porque ahora no tenes nada. Por eso te digo, si te pasa de nuevo volves.
Paciente: -Ah bueno... (sigue sentada en la camilla como esperando algo)
Médica: - ...
Paciente: - ¿Que hago, me voy?
Médica: - Y... yo diría que si
Paciente: -Ahh bueno (con tono irónico), al final no se para que me quede esperando 5 horas ahí afuera!
Médica: -Y no, la verdad que yo tampoco sé

jueves, 16 de febrero de 2012

LA SUPERVIVENCIA DEL MAS FUERTE


El ser humano es un animal de costumbre, eso no es novedad. Sabemos que es capaz de adaptarse a un sinnúmero de situaciones y salir victorioso. Podemos pasar sin comer hasta un mes y nos adaptamos, nos vamos a vivir a 4000 metros de altura y nos adaptamos, nos cortan de un piquete todos los accesos a capital y nos adaptamos. Pero la adaptación surge de un entrenamiento constante. No es lo mismo decirle a un argentino que vaya a hacer un trámite al Anses y que lo logre, que decírselo a un Suizo (y no va a ser precisamente lo idiomático lo que le juegue en contra). Le falta cancha, le falta el entrenamiento que te da vivir en un país imperfecto.

¿A qué quiero ir con todo esto? A que el médico Argentino es un profesional totalmente maleable. Se adapta a cualquier situación. Ya desde el comienzo de la carrera te las tenes que ir ingeniando para sortear todas las dificultades que se te presentan.
La gente te pregunta, ¿Y que vas a hacer cuando veas a un muerto? Y vos te quedas. El primer día te da impresión y al cuarto ya te estas mandando una bondiola con una mano mientras que con la otra sostenes la pinza de disección.
Y una vez en el hospital pasa lo mismo. En este sentido, los patólogos son los seres más adaptables. No es que sean los únicos médicos que ven muertos, pero sí son los únicos que pasan todas sus horas de trabajo al lado de un muerto o en su defecto un pedazo de él. Y están tan acostumbrados que cuando están muy tapados de trabajo, literalmente comen al lado de las muestras. En el servicio de mi hospital se podía ver una ensaladera con una rica mezcla de lechuga, tomate y rúcula al lado de un frasco con un contenido que le quitaba el hambre a más de uno. Estoy seguro que los patólogos del futuro van a acostumbrarse a comer vesículas y apéndices.

Y con los residentes se repite la historia. Como nunca se detienen y llevan el cansancio acumulado, el momento en que paran para comer es preciado. No saben cuando se va a volver a repetir y es por eso que lo tienen que aprovechar muy bien. En una ocasión una R1 de cirugía de mi hospital ordenó unas costillitas de cerdo a la riojana. Abre el tupper de plástico y cuando ya había dado 5 bocados descubre una cucaracha semi-muerta en el fondo del mismo. La retiró, la arrojó al cesto de basura y siguió comiendo. Después hizo el reclamo y recibió otro envío gratuito. ¡Eso es efectividad!

PACIENTES TRASNOCHADOS


No es difícil de imaginar que el primero que corre ante una emergencia nocturna es el residente de primer año o R1.
El R1 sabe cuando se acuesta (a veces) pero nunca cuando va a ser el turno de levantarse, podrían pasar 2 horas o 10 minutos, siempre es incertidumbre. La residencia es como un régimen pseudomilitar, es como hacer la colimba. Nada mas que acá en vez de CO-rrer, LIM-piar y BA-rrer sería CO-mer (cuando se pueda), LIM-piarse (cuando se pueda) y BA-ilar (Siempre, estos muchachos si que bailan!). Es por eso que las horas de sueño son preciadas y no es nada agradable que lo que los despierte por la noche no sea otra cosa que una verdadera emergencia o algo enteramente justificable.

Si hay algo que nos molesta (y me incluyo como practicante también) a todos los integrantes del equipo de salud es que vengan pacientes con patologías crónicas y/o irrelevantes a consultarnos de madrugada. Y lamentablemente, es muy común que se den conversaciones del estilo:

Paciente: -Vengo porque me duele la rodilla
Médico: Con la almohada aún pegada en la cara - ¿Y hace cuanto le duele la rodilla?
Paciente: -Uhhhh, hace como 5 meses, pero hoy no doy más dotora

O cosas como esta:
Paciente: - Vengo porque me salió una roncha, no se si me habrá picado un bicho o algo.
Medico: (Parece que hoy hay convención de marmotas) - ¿Y no probó ponerse alguna cremita o algo? Son las 4 de la mañana señora.
Paciente: - Uhhh, ¿tan tarde es? No me había dado cuenta

Situaciones como esta hay miles y pasan todos los días en todas la guardias. Acá les cuento un caso para recordar:

Eran las 3 de la mañana y la recepcionista nos envía un paciente con disnea. Este es el término que usamos para definir cuando un paciente tiene dificultad respiratoria y que, en algunos casos, puede corresponder a una patología grave. El susodicho, venía acompañado de su hijo de aproximadamente 7 años.
A simple vista era evidente que no tenía nada, hasta respiraba mejor que cualquiera de nosotros.

R1: (Con cara de orto, anticipando lo que vendría después) - ¿Qué le pasa?
Paciente: -Siento que no puedo tragar, creo que tengo algo en la boca
R1: (Revoleando los ojos y deseando que un agujero en el piso se lo trague y lo deposite nuevamente en la cama de la residencia) - ¿Desde cuando está así?
Paciente: -Desde las nueve de la noche, es que comí pizza y creo que se me quedo pegado un pedacito de algo.
R1: (A esta altura, los ojos del residente prácticamente se salían de sus órbitas mientras se decía para sí mismo…”la puta madre, quien mierda me mandó a ser médico a mi, si ahora podría estar durmiendo tranquilo!!” Este pensamiento es recurrente y atormenta frecuentemente a los R1) – Bueno, ahora lo reviso

Efectivamente, un pequeño trocito de orégano se encontraba adherido en la amígdala izquierda de este especial individuo… no hubo más tratamiento que el arrastre mecánico hecho por un bajalenguas de madera que, creo yo, y a juzgar por la potencia infligida por el residente, casi le realiza una extirpación de la amígdala. Por lo menos, tendría un motivo menos para venir a la guardia: sin pulmón no hay neumonía y sin amígdala no hay orégano que se pegue.

Más gracioso o bizarro que la situación en si misma fue que cuando lo estábamos despidiendo, el niño nos mira de reojo con una mueca en su cara que lo decía todo: -Ya se, perdón pero mi papá es un pelotudo! Ahí me di cuenta que teníamos un futuro R1.  

lunes, 13 de febrero de 2012

HISTORIAS PASADAS POR AGUA




Como el estudiante de medicina de algo tiene que vivir y en general es difícil conseguir un trabajo full time, es necesario rebuscárselas con distintas “changas”. Hay quienes consiguen trabajos en institutos dando clase o bien apoyo escolar en sus propias casas y otros como yo trabajamos haciendo revisación en natatorios. La tarea en sí es muy sencilla y consiste básicamente en buscar hongos y piojos: y créanme, no hay nada de divertido en mirar pieses y cabezas ajenas. Al igual que en el hospital, me pasaron muchas cosas en este trabajo que cada día me aburre más. Por un lado, porque es aburrido en sí y por otro porque la gente me agota. Cualquiera que trate con público termina cansándose de la gente y ni el médico ni el revisor de pies y cabezas como es mi caso son la excepción.

Algunas veces pienso que la gente está más lenta mentalmente y eso que yo no me creo una luz, pero hay cosas que me superan, por ejemplo:

Yo: - Apoya el pie en la silla y separate los dedos por favor... perfecto
Cliente del natatorio: -¿El otro pie te lo tengo que mostrar también?

También es común que pregunten si se tienen que sacar las medias o el gorrito para mirarle el pelo, lo cuál por ahora es necesario porque no desarrollé visión de rayos X.

Otro ejemplo:

Diálogo con mujer en sus 50 y  pico:
Mujer: -¿Y para que me revisas la cabeza?
Yo: - Por si hay piojos..
Mujer: -Ahhh, y como es eso, ¿¿pican??

No, si van a dar diabetes (me contuve pero casi lo digo)

Otras veces siento repulsión ante lo que veo, y eso que uno se va acostumbrando a muchas cosas. Digamos que es esperable enfrentarse a un vómito incoercible, una catarata fecal o un paciente muy sucio en una guardia hospitalaria pero lo que no es esperable encontrar es un cliente sucio en una pileta, y que encima lo tenga que revisar yo.

Cliente: -¿Me separo así los dedos?
Yo: Si (sin poder evitar una mueca en mi cara al notar un masa indistinguible de color negruzco entre los dedos)
Cliente: Al ver mi expresión, -Ahh, eso es mugre nada más...-

Sin palabras. Lo peor es que siempre se justifican, usan pretextos como: es que vengo caminando desde mi casa, es que vengo desde el trabajo, es que me transpiran mucho los pies (?). ¿Qué me importa a mi porque tenes los pies mugrosos!!? Andá y lavátelos, sucio!

Otra cosa que me molesta es que piensen que la pileta es un consultorio médico. Acá simplemente se buscan hongos y piojos. No jodan, porque ni siquiera todavía soy médico! He tenido consultas por alergias, por picaduras de vaya a saber que, para saber como le salieron los análisis. Y hasta una vez me pidieron una opinión por una patología que hacía muuuuucho tiempo se la estaban estudiando y nadie sabia que podía ser,  ¿que te hace pensar que yo sí lo voy a saber?

Por si alguno de los que lee va a una pileta les digo:
  • Vayan limpios
  • Entren secos, no es cuestión de andar dejando sus marcas por todos lados!
  • Vayan limpios
  • No consulten ninguna enfermedad que tengan
  • Vayan limpios
  • Entren cambiados como si ingresaran a la pileta. No es divertido verlos mientras se sacan la bufanda, polera, guantes, medias, gorrito y demases y cuando los termino de revisar esperar a que se pongan todo otra vez (No, no tengo paciencia). Ídem con sus hijos/sobrinos/nietos.
  • Ah, y por favor: VAYAN LIMPIOS!

Y tengo que admitir que a veces la macana me la mando yo como con esta chiquita.
Ingresa al consultorio del natatorio una niña para hacerse la correspondiente revisación. Miro la tarjetita y procedo a saludarla (con diminutivo como se saluda a los niños):
Yo: -Hola Pene!

Lástima que la nena se llama Penélope!

HAY OTRA GENTE QUE TAMBIÉN SUFRE


En una entrada previa ya les comenté un poco con qué tipo de gente tengo que lidiar en el natatorio. La falta de ubicación, la lentitud de pensamiento y la mugre (por si no les quedó claro de antes, VAYAN LIMPIOS) es lo que más me tiene más cansado.
Para que vean que no pienso que solo los médicos (o futuros) nos cansamos del trato con la gente (porque somos humanos aunque hayamos jurado por alguien que murió hace 2500 años: para los que les quede la duda, me refiero a Hipócrates y no a Jesús), se que otros empleados del lugar sufren también el trato con estos personajes “especiales”.

Porque la gente es de una manera y ya, ¿Qué les haría pensar que alguien que es mugroso en el consultorio (y la tengo con la mugre!) no lo va a ser en el vestuario? ¿O que alguien que pregunta si se tiene que sacar las medias para revisarse puede entender como es la organización de general y las normas de la pileta?

Les paso a ejemplificar:

Cliente: -Quiero averiguar para las clases de natación, para mí
Recepcionista: -Bueno, te cuento. Las clases duran una hora. Para adultos tenemos de lunes a viernes de 12 a 15  y de 18 a 21. Los sábados es de 8 a 11. Podes comprar 4, 8 o 12 clases por mes a $xx y venir los días que quieras dentro de esos horarios. No es necesario que avises con anticipación. (Es exactamente así porque ya tienen el disquito grabado de tanto repetirlo)
Cliente: -Ah está bien, ¿entonces tengo que venir los lunes y los jueves?
Recepcionista: (Mierda, este va a ser difícil). -No, como te decía antes, podes venir cualquier día de la semana dentro de los horarios.
Cliente: -Ahhh ok ok. ¿Y si quiero venir de lunes a jueves?
Recepcionista: - Bueno, ahí te tendríamos que hacer un plan para 16 clases por mes
Cliente: -No entiendo
Recepcionista: (Uy Dios, ¿Quién mierda me mando a ser recepcionista? /es que otras profesiones y laburos también se lo preguntan/ ). – Escuchame (con un tono un poco menos cordial), si queres venir cuatro veces por semana tenes que comprar 16 al mes, ¿Entendes?
Cliente: -Bueno, entonces lo pienso y cualquier cosa vuelvo

Eso es sinónimo que no entendió nada. Mi recomendación sería que se compre una pelopincho y nade en su casa, cuando quiera y como quiera, va a ser más sencillo para todos.

Otra situación se dió en una conversación telefónica:

Recepcionista: -Natatorio Pirulo
Cliente: -Bla bla bla, estoy interesado en ir, ¿Qué tengo que llevar?
Recepcionista: -Tiene que traer productos de baño para ducharse, una toalla, ojotas y una malla
Cliente: -Ajá…pero ¿Cómo una malla?
Recepcionista: -Y si, una malla para vestirse
Cliente: -No entiendo, ¿Tengo que ir con una malla de mujer?
Recepcionista: -No señor… una malla, es lo mismo que decir short, pantalón corto, bermuda.
Cliente: -Ahh

Ahora pregunto, ¿este hombre nunca fue o vio a alguien ir a una pileta?
Y otro de los empleados que sufren el contacto con algunas de estas personas son las vestuaristas. Ellas son las encargadas de mantener los cambiadores del natatorio en condiciones de adecuada higiene. Yo no sé porqué pero la gente piensa que por el solo hecho de haber una persona que trabaja para mantener limpio el lugar ellos tienen vía libre de ensuciar lo que quieren. ¿Acaso es justo que porque alguien limpia otra persona tienen el derecho de generar mugre extra adrede (si, si ya sé, es que me molesta la mugre!!)?

Una de ellas me cuenta: En los vestuarios te encontras de todo. Desde cosas olvidadas (cuando no hubo nadie antes que se las robara) hasta toallitas higiénicas usadas en los bancos. Sin palabras! No hay necesidad. A ver chicas si tienen un poco de pudor y descartan los aditamentos que cubren sus partes íntimas en el lugar correcto que se llama tacho/cesto/canasto de basura.

Juro que erradicaría a la gente mugrosa por elección. 

domingo, 12 de febrero de 2012

UDH, AL FIN LLEGASTE!



Como continuación de la entrada anterior les voy a contar ahora un poco como se organiza la vida hospitalaria del estudiante de medicina. Una vez que se alcanza el cuarto año de la carrera, el alumno debe elegir uno de entre los tantos hospitales públicos y privados de Capital Federal y Gran Buenos Aires para que lo acoja durante el resto de los años que le quedan de carrera. Este lapso de tiempo conforma lo que se llama ciclo clínico y el hospital receptor es denominado UDH (Unidad Docente Hospitalaria).

El momento de la elección es una situación complicada. Muchas cosas entran en juego: desde la cercanía del nosocomio a nuestros hogares y el prestigio de la institución hasta las posibilidades que cada uno tenga de acceder al preferido y que principalmente radica en el promedio de calificaciones obtenido en los años previos. El proceso es arduo y la espera de las asignaciones interminable. Uno debe confeccionar un listado eligiendo en orden de preferencia TODOS los hospitales. Esto, obviamente, implica que a partir del quinto o sexto de dicha lista cualquiera nos da lo mismo, todos nos quedan lejos y además nos tenemos referencias de cada uno de ellos.

Generalmente el día de la asignación es el viernes previo al lunes del comienzo de clases. Hay toda una expectación y ansiedad que se extiende de uno a la familia. La sensación es similar a la que se tiene al comienzo del primer año o en el momento en que uno pisa por primera vez fmed. El instante finalmente llega y en mi caso trayendo la noticia que el hospital asignado fue el que había elegido como primera opción. No podía estar más feliz.

El lunes sería el día más ansiado. Es la primera vez en que vamos a poder caminar por los pasillos del hospital con ambo, como si fuéramos parte de él. A partir de ahora, podemos ir a fmed vestidos de la misma manera y sentirnos los “chicos grandes” de la facultad mientras los demás solo visten de “civil” o usan guardapolvo.

El contacto con el hospital es entonces una experiencia inolvidable. Ese lugar es generalmente amado a pesar de las falencias que tenga; y es amado porque es nuestro. Es imposible no tener un sentido de pertenencia hacia el lugar donde pasaremos los próximos 3 años y en donde conoceremos a un grupo de compañeros que, como fue en mi caso, reivindica los mejores momentos de la escuela secundaria. El hospital, es definitivamente el mejor momento de la carrera.

En mi caso, decidí ingresar en un hospital público del Conurbano Bonaerense. Y como en todo hospital público del conurbano lo que se puede encontrar es desorganización. Es como una segunda parte del capítulo previo en fmed pero elevado a la enésima potencia. Si antes nos quejábamos de problemas edilicios, ahora ni que hablar! Pasa a ser una cosa diaria el tener que buscar un aula para tomar clase. Lugares tan insólitos como el comedor del hospital, el helipuerto o el mismo patio pasan a convertirse transitoriamente en aulas. La mayoría de las veces las clases se terminan dando en consultorios o despachos mínimos y sin la menor adecuación.

Recuerdo una anécdota durante la cursada de la materia Neurología. Tomábamos clase en un consultorio que estaba sin utilizar porque estaba planificado para ser remodelado en un futuro. Un día como cualquier otro llegamos para tener clase y nos encontramos que en el “aula” se estaba levantando una pared! Parece que la construcción se adelantó sin previo aviso. Obviamente ese día tuvimos que buscar otro lugar.

Ser  literalmente “echados” del salón de clase porque en ese lugar estaba programada con antelación una clase de cocina. Si, como leyó, una clase de cocina dentro de un hospital público.

Generalmente un solo hospital no tiene todas las materias de la carrera. Entonces hay veces que uno termina tomando cursadas en otros hospitales y es ahí donde tiene la oportunidad de encontrarse con otras realidades. Se toma contacto con otros profesionales, con otros alumnos, con una infraestructura distinta, etc.
Cursando en un hospital psiquiátrico es un hecho común cruzarse con los enfermos en los pasillos y oír sus historias delirantes. Uno podría pasarse horas escuchando anécdotas y aventuras que bien podrían ser sacadas de un cuento de ciencia ficción.

Definitivamente, el paso por la UDH es el primer contacto del futuro médico con la realidad de la situación de la Salud Pública en Argentina. Nos da las primeras herramientas que nos van a ayudar a desempeñarnos en este ámbito por el resto de nuestras vidas. Es un paso fundamental e indipensable dentro de la vida de todo aspirante a médico; representa un momento duro pero sin ninguna duda el más lindo de nuestra carrera!


PADRE NUESTRO, PERDONA NUESTRA IGNORANCIA


El objetivo de este texto no es reírme de la ignorancia de nadie. Al contrario, es un llamado de atención para que como sociedad reflexionemos cada uno sobre el por qué nos estamos convirtiendo en lo que nos estamos convirtiendo. No soy sociólogo, ni filósofo y menos político. Solo cuento UNA realidad que me toca vivir, como la de tantos. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Es de esperar que en un hospital público asistamos pacientes con muy bajos recursos. Bajos recursos de todo tipo: económicos, sociales, educativos. Pero lo que veo últimamente es una baja capacidad para comprender cosas básicas, es como se vive un retroceso día a día. Y aclaro que esto no solo se dá con la gente más humilde, creo que quedó claro con los ejemplos del natatorio. Pero es una realidad que nos pasa todo el tiempo. Muchas veces he escuchado que la gente que consulta al médico se queja que este utiliza un lenguaje muy académico, que no baja del pedestal en el que se halla elevado y explica las cosas “en cristiano” para que todo el mundo las pueda entender. Tomo la crítica y doy un consejo: cuando no entiendan algo, por favor, pidan explicaciones, no se queden callados. Hay veces que el médico no se da cuenta, y habla como si hablara con un colega, háganselo saber.

Pero como les digo, lo que veo últimamente me supera:

Médico: -Dígame, ¿está yendo de cuerpo?
Paciente: Cara como si le hubieran preguntado la teoría de la relatividad - …
Médico: - ¿Hace caca?

O directamente se muestran con un lenguaje que roza lo irrespetuoso:

Médica (no se porqué estos casos les tocan a mujeres, pero las de mi guardia ya estan curtidas y lo manejan muy bien): - ¿Por qué venís?
Paciente: - Mirá, vengo viteh porque estaba con mi novia viteh haciendo eso viteh (seña con las manos, todos entenderán a que me refiero).
Médica: - Ajá, ¿y que te paso?
Paciente: -Y bueno, ahora no se que me pasó ahí abajo viteh, en el casco
Médica: -¿En donde?
Paciente: - En el casco, ahí… no se como se llama… en la pija!

Otros que no hacen más que generar rechazo.

Y no solo los pacientes se convirtieron en ignorantes, también algunos médicos que no son más que representantes de la sociedad misma.

Médico de ambulancia (no es nada personal contra ellos, aclaro): -Traemos un paciente porque esta hipertenso
Médica de guardia: - ¿Y cuanto tiene de presión?
Médico de ambulancia: -No se, no se la tomamos.


LA LOCURA NOS LLEGA A TODOS



Una de las cosas más comunes de ver en una guardia médica es un paciente psiquiátrico. Siempre hay alguno dando vueltas por ahí. Pueden estar solos o acompañados por sus familiares, pueden ser habitué o debutantes de primera vez en el nosocomio pero siempre hay al menos uno.

Siéndoles sincero, tengo muy poco interés por la psiquiatría y por ende muy poca paciencia con este tipo de enfermos. Si bien comprendo que es una patología, no puedo entablar más de 2 frases seguidas con ellos sin que en mi mente aparezcan pensamientos como, “¿cuando se va a ir?”, “¿faltará mucho para el cambio de guardia?” o “¿porqué justo abrí la puerta yo?”. En muchos hospitales uno se puede “desligar” de estos pacientes haciendo que los vea el especialista adecuado: el psiquiatra. Pero lamentablemente nosotros no contamos con dicho profesional en la guardia y no nos queda otra que esperar al día siguiente para la interconsulta.

En algunos de ellos, la patología psiquiatrica se descubre en el contexo de una consulta por otro motivo, como me pasó en este caso:

Paciente: -Vengo porque me duele la panza
Yo: - ¿Y que comiste?
Paciente: - Lo de siempre, nada fuera de lo común.

El examen físico muestra un dolor abdominal difuso, pero nada que asuste. Es ahí cuando la paciente interrumpe la revisación diciendo:

Paciente: -Disculpe doctor, pero yo le tengo que decir algo. Hace 5 años que me como el revoque de la pared de mi cocina.

De ahí venía el dolor abdominal, problema resuelto! Y paciente derivada a psiquiatría.

Otras veces, los pacientes vienen muy excitados, agresivos y no es poco común que esten bajo el efecto de alguna sustancia como alcohol o drogas. Son estos pacientes los que requieren una atención rápida y son además demandantes en cuanto a la cantidad de personal que se requiere para su atención: enfermeras, médicos y guardias de seguridad que puedan contenerlos.

En una ocasión, ingresa un chico de aproximadamente 20 años en este contexto. Nosotros estábamos tratando a otra paciente psiquiátrica en el pasillo pero tuvimos que desviar nuestra atención hacia el nuevo individuo (problema de personal en los hospitales, noooo que va!). Se lo ingresa al Shock Room y vendajes de contención, y drogas intramusculares mediante se logra la contención del mismo. Satisfechos con la tarea y media hora después, volvemos a la guardia y encontramos a la otra paciente en el pasillo. No tuvo mejor idea que abrir un paquete de gasas y comérselo. La buena noticia es que por lo menos eran estériles.

Otras veces, son pacientes ancianos y con una rara mezcla de enfermedad psiquiátrica y demencia los que llegan a la guardia. Lamentablemente, nada  podemos hacer en la urgencia para resolver esos problemas crónicos.

Hay quienes dicen que de la boca de niños, borrachos y locos salen verdades. De ser cierto, debería creer que un paciente de 75 años se peleo con un ex comisario retirado que le quiso clavar un cuchillo en el abdomen pero que no le causó ninguna herida porque éste estaba prevenido con una coraza de corcho, si… como efectivamente acaba de leer, una coraza de corcho. A su vez, el paciente deseaba que una persona invisible llamada Roxana lo matara o en su defecto lo haga Gerardo, cualquiera de los dos estaba bien. No digan que me río de la gente, pero hay que aguantar a alguien gritando toda la noche: “Roxana, matameeee”

Y volviendo un poco a la introducción de esta historia, hay pacientes que son recurrentes. Yo no se si es que les gusta el hospital, si están conformes con la atención o si no tienen otra cosa que hacer, pero siguen reincidiendo. Miren que hay shoppings, negocios de todo tipo, plazas, pero no, ellos siguen eligiendo el hospital. Y consultan por las cosas más disparatadas:

Y: -Vengo porque me duelen las piernas
Médico: -¿Y que te pasó?
Y: -Me pisó un tren…
Médico: Deseando que lo pisara un tren- Ahh, bueno… tomate esta pastillita que se te va a pasar.

O esto:

X: -Tengo un dolor que me empieza en la pierna izquierda, se va todo por la espalda y termina en el cuello. Después me da una puntada en el dedo gordo del otro pie y ahí es cuando me vienen las arcadas vió. Después se me pasa, pero un ratito y de vuelta otra vez. Se me acalambra todo el cuerpo, no puedo respirar, me dan palpitaciones y me duele la vesícula, ¿qué puede ser?

Que necesita un psiquiatra señora! Eso lo piensa el médico pero no lo dice… queda mejor hacer una interconsulta con el servicio de “salud mental”, tiene menos impacto que la palabra psiquiatra! La verdad que los compadezco.

TE CUIDA Y TE ACONSEJA


Lo ideal de una guardia de emergencias es que solo se atiendan emergencias, cosa que la mayoría de las veces no ocurre. Es común que la guardia se vea plagada y con largas filas de pacientes con patologías banales y benignas que nada tienen de urgente. Lo ideal sería que estas sean atendidas en consultorios. Es por eso que en algunos hospitales se diseñó un servicio de triage, esto es, destinar a un médico que se dedique a “filtrar” los casos y redistribuya a los pacientes de acuerdo a la gravedad de su patología. Imagínense que no debería tener la misma importancia atender un dolor de pecho con características anginosas (es decir cardíacas) que una simple faringitis o un dolor de rodilla de 3 meses de evolución (crean o no, estos también vienen a la guardia  y no sé por qué tienen afinidad por el horario 3-5 am).
En el hospital en donde hago guardias no contamos con este servicio de manera que todos los pacientes ingresan directamente a la  guardia tengan lo que tengan. En realidad con lo que contamos es con una especie de “pseudotriage” que es realizado nada más y nada menos que por el personal de seguridad privada del nosocomio.

Estos característicos personajes tienen la habilidad de sobreestimar cualquier síntoma que presente el paciente. Si al paciente le duele el tórax porque le pegaron un ladrillazo ellos lo informa como “dolor de pecho”, el cuál uno asume como cardíaco. Terminas abriendo la puerta esperándote encontrar con un cincuentón , fumador e hipertenso agitado y con la mano en el corazón y todo lo contrario: te encontras con un veinteañero que viene puteando al vecino y con la marca rectangular de un ladrillo en el tórax.

No solo esto, sino que envían pacientes a las especialidades incorrectas. No hay que ser muy lúcido para darse cuenta a quien hay que enviar al paciente, es muy sencillo:

            -Si tiene menos de 14 años pediatría
            -Si tiene una herida en la cabeza, torax o abdomen a cirugía
            -Si tiene una herida en los miembros a traumatología
            -Si es una mujer embarazada o con síntomas menstruales a gineco
            -El resto de las cosas a clínica médica

En todo caso, nosotros efectuamos las interconsultas que consideramos necesarias una vez que el paciente ya ingresó. Pero más de una vez ocurre que no habiendo traumatólogo de guardia (cosas que pasan en los hospitales públicos) abrimos la puerta de clínica y nos encontramos con un hermoso pie duplicado de tamaño producto de un traumatismo y seguramente fracturado. ¿Qué podemos hacer con esto? NADA! Decirle al paciente que vaya a un hospital que tenga traumatólogo, lo que ya sabemos va a originar una lista de interminable improperios de los cuales nuestra madre va a ser la menos favorecida.

Resultado de todo: cagada a pedo para el de seguridad. “¡La próxima vez que nos mandes pacientes que no nos corresponden te los vamos a hacer atender a vos!” Y parece que el muchacho se lo tomó a pecho. A partir de ese momento, el guardia comenzó no solo a interrogar a los pacientes sino también a sugerirles conductas. Por ejemplo…”mmmhh, yo esa medicación no la seguiría tomando, a mi hermana le dio mucha diarrea” o “Claro, esos síntomas que tenes son típicos del Ibuproganso, yo que vos no la tomaría más, pero bueno… igual preguntale al médico”. Y nosotros después no solo tenemos que negarle al paciente la sarta de boludeces que dice el de seguridad sino que debemos convencerlos que es como decimos nosotros. ¿Porqué yo me tengo que gastar en convencer a un paciente para que siga mis indicaciones? Si viene a buscar ayuda a un hospital ¿Porqué después no confía en los médicos y le termina haciendo caso al guardia o al vecino? Sinceramente no entiendo! La próxima vez, si piensan así, directamente no vengan al hospital así nos quitan trabajo y si vienen por favor no pongan en tela de juicio nuestros diagnósticos o tratamientos en base a información que sacan de google o wikipedia.

Espero que pronto nombren a alguien entrenado para hacer traige porque sino, temo por la vida de nuestro seguridad!



CONOCIENDO ESPECIALIDADES (segunda parte): NEUROLOGIA Y PSIQUIATRIA.


Tanto los neurólogos como los psiquiatras de mi hospital son un tanto “especiales”. Yo no se si tantos años de intentar entender los intrincados aspectos de la mente humana los han terminado por convertir en lo que son o si ser como son es condición previa necesaria para poder tener acceso al estudio de dichas especialidades. Es como el huevo o la gallina, ¿Su carrera los volvió locos o era necesario un cierto de grado de locura para estudiar esas especialidades?

Si bien los médicos de ambas áreas son especiales, como dije antes, lo son de distinta manera. Empecemos por los psiquiatras. Los psiquiatras son tranquilos, hablan siempre en voz baja y en tono monótono; en una clase tienen capacidad somnífera. Hay quienes les encanta el psicoanálisis y lo intentan aplicar en todo momento, aunque el paciente tenga un brote psicótico y le hable al pie del suero. Otros, son más de las pastillas: no importa porque viene el paciente por las dudas tienen cargada la jeringa de haloperidol o diazepam (“por si está excitadito”). Y como son con los pacientes son con los alumnos a los que les dan clase. Tienen una mirada penetrante, como sin intentaran mirar dentro de tu mente y ver que pensas en el momento en que ellos dan sus interminables charlas sobre el porqué se cree que un paciente que ve algo que no esta en realidad lo ve aunque no este;  medio que dan miedo. Los que tienen muchos años de profesión se van volviendo inexpresivos, como que todo les da igual. Muchos de ellos sin duda terminaran siendo atendidos por colegas.

Los neurólogos en cambio no están para escuchar al paciente. Si el paciente además de temblar o de no mover un brazo necesita hablar lo mandan al psiquiatra. Pero hay competencia entre ambas especialidades: los neurólogos dicen que los psiquiatras no saben medicar y estos últimos que los primeros no saben escuchar. Como decía una neuróloga de mi hospital: “los psiquiatras no se fijan vitehh... le mandan merca al paciente, lo re papean y depueh nos terminan llamando a nosotro”. Con la palabra “merca” intentaba referirse a medicación antipsicótica… no vaya a pensar que nuestros psiquiatras le dan marihuana a los pacientes. Ya veía a más de uno mudándose a Sarasa.

Como les dije, tanto estudiar la mente humana los termina desinhibiendo por completo. No se ubican en donde ni con quien están: No saben si hablan con un colega o con un paciente.

PACIENTE: -Doctor, pero ¿Qué es lo que tengo?
NEUROLOGO: -Lo que usted padece es una depleción de Dopamina en la pars compacta de la sustancia nigra, lo que genera una depresión del tono inhibitorio tónico sobre el tálamo, liberando a éste y produciendo los movimiento anormales que lo aquejan.
PACIENTE: - ?

Todo eso en vez de decir : “Señor, tiene Parkinson”. Dan vueltas, utilizan un lenguaje que ni los demás médicos manejan. Y como ven, algunos generan más confusión en el paciente como en la siguiente situación:

Interrogatorio a una paciente neurológica dentro de su habitación junto con un grupo de alumnos de la materia.

NEUROLOGO: -Lo que tiene la señora es una caída del parpado y una parálisis del músculo ocular. En la tomografía se observa una imagen que puede corresponder a una alteración de la vasculatura cerebral
ALUMNO: -¿Podría ser un aneurisma?
NEUROLOGO: (Sorprendido y con cara de indignación) –Disculpe alumno, pero no me parece oportuno aventurar diagnóstico en frente de la paciente-  y dirigiéndose a la misma - ¿Usted sabe lo que es un aneurisma?
PACIENTE: -NO
NEUROLOGO: -Bueno, mejor…

Si quiso darle una lección de comportamiento al alumno la embarró un poco.

En fin, neurólogos y psiquiatras son dos animales más de la fauna hospitalaria.

CONOCIENDO ESPECIALIDADES (primera parte): DERMATOLOGIA Y MEDICINA FAMILIAR.


En esta entrada, decidí agrupar un montón de situaciones que me tocaron vivir en distintos consultorios o cursadas de muchas materias.

El primer conjunto de experiencias tiene que ver con los médicos dermatólogos. Debido a que mi UDH no tiene como materia Dermatología, mis compañeros y yo tuvimos que ir a tomar clases a otro hospital. Y fuimos asignados a un gran hospital de Capital Federal que se caracteriza entre otras cosas por tener un muy buen servicio de dicha especialidad.
Fue la primer y única vez que vi concentrados en tan poco espacio a tantos dermatólogos. Era como una mega ciudad de ellos, fluyendo por todos lados; había especialistas en lo te imagines: psoriasis, enfermedades ampollares, estética, pediatría, úlceras y quemados, etc. Pero lo principal que les quiero describir es el prototipo del especialista en piel. La mayoría de ellas son mujeres, en general jóvenes (probablemente cuando se ponen viejitas las recambian o las recluyen en algún consultorio sin ventanas), muy arregladas. Predominantemente pelo lacio y no se visten de ambo como los demás médicos; usan solo la casaca y como pantalón jean generalmente ajustado. Para caminar todas utilizan botas de cuero (factor excluyente). Este prototipo es el opuesto a las residentes mujeres de clínica médica: Estas están mal vestidas, sucias porque no tienen tiempo de bañarse (probablemente sus jefes les den tiempo solo para usar desodorante), con el pelo despeinado y grasoso. Usan las mismas zapatillas All Star que compraron durante la UDH 5 años atrás y que a esta altura están finitas y gastadas.
En cuanto a la cara, las dermatólogas haciendo uso de sus conocimiento sobre la piel usan todo tipo de cremas: humectantes, hidratantes, con vitamina A y D, con Coenzima Q10, con esperma de ballena; y van siempre maquilladas. Las de clínica en cambio viven permanentemente a cara lavada y la única crema que podrían usar es la de bismuto, si se llegan a pescar una diarrea de algún paciente.

Las dermatólogas hablan tranquilo y siempre en diminutivo, SIEMPRE! Es el segundo requisito para ser especialista: después de ser dueñas de un buen par de botas.
Para ellos no es: “Señora, tiene un eccema en la pierna” sino “Bueno, mami… tenes un eccemita en la piernita…” y así. Y si atienden niños esta característica se multiplica x 10. Las de clínica hablan más como de barrio y no tienen problema en ir directo al grano preguntándole al paciente si meó o cagó, literalmente. Lo único que les interesa es extraerles la información necesaria para poder hacer la historia clínica y por fin irse a dormir!

En este contexto podríamos decir entonces que muchos de los dermatólogos son como vulgarmente llamaríamos “finolis”. Y nosotros éramos los “negros” de provincia que íbamos a invadirles el súper hospital. Vean un ejemplo:

DOCENTE: -A ver, ¿Cuáles son las complicaciones de la infección por Streptococo?
COMPAÑERO: -bla bla bla, y Eritema nodoso
DOCENTE: (exaltado)…- muy bien.. en siete años que soy docente nadie me responde eso!! ¿De donde son?
TODOS A VIVA VOZ: -DEL HOSPITAL SARASA!!!
DOCENTE: -Ahhhh deben ver un montón de tuberculosis y lepra por ahí!


Sin palabras! Además tuvimos el agrado de cursar con chicos de una universidad privada. Compartimos solo dos o tres clases, ya que ellos tenían una cursada paralela y recibian cátedra con otros docentes la mayoría de las veces. En una oportunidad se dio esta situación:

DOCENTE: (hablando de inmunofluorescencia (IFD) que es una técnica de diagnóstico)… -El otro día lleve a unos alumnos a ver una IFD de sífilis, no se hace en muchos lados esa…
ALUMNOS: -Que bueno… (cara de expectación)
DOCENTE: -Je je pasa que ellos eran de la Privada, tienen plata je je 
ALUMNOS: -???

Garcaaaaaas! En fin, esa distinción entre universidad Pública y Privada dentro de un Hospital Público precisamente, no me parece correcta.

Otro grupo de médicos que les quiero describir son los médicos familiares o generalistas. Los médicos generalistas son profesionales encargados de dar resolución a las patologías más frecuentes que involucren distintas áreas como clínica médica, pediatría, ginecología, salud en el paciente mayor, etc. La idea de que exista esta rama de la Medicina es intentar abordar al paciente de una manera integral y solo derivarlo al especialista cuando se trata de patologías complejas o que necesiten tratamientos más específicos. Intenta que un solo profesional atienda al grupo familiar y no solo involucra los aspectos biológicos sino que le da mucha importancia al entorno social y a los aspectos psicológicos de cada integrante del grupo familiar.
Los médicos familiares son, entonces, un subgrupo aparte de la medicina y en general van al revés del mundo. ¿Qué quiero decir con esto? Como tratan patologías que también son abordadas por otras especialidades tienen diferentes opiniones y concensos sobre como actuar ante diferentes situaciones. Si los ginecólogos dicen que hay que hacer PAP todos los años ellos dicen que hay que hacerlo cada 3, por poner un ejemplo. Siguen sus propias normas y conceptos los cuales están basados, la mayoría de las veces en el ahorro de recursos en salud. Es de esperar entonces que al abordar al paciente desde un contexto tan amplio, la historia clínica del mismo sea muy extensa. Por ello, el interrogatorio en la primer consulta se prolonga bastante tiempo y esto hace que muchas veces se pierda el verdadero enfoque del motivo por el cual realmente vino el paciente. Les cuento una situación que le paso a una amiga en un consultorio de medicina familiar:

Paciente en su segunda década de vida que ingresa a la consulta. Después de 30 minutos de exhaustivo interrogatorio, medición de talla, peso, índice de masa corporal, evaluación de factores de riesgo cardiovasculares, toma de presión arterial y demases el médico pregunta: ¿Bueno, que pasó?

PACIENTE: Vengo porque se me secan los pies...

Hubiera sido mejor empezar por esto y ahorrarse todo lo otro no? Así piensan todas las demás especialidades, pero el médico familiar siempre ve una oportunidad para prevenir o advertir al paciente de algo: Mirá que tenes que usar casco si andas en moto, usa forro, abrigate en invierno… Es como una abuela pero con matrícula!


FMED BENDITA TU SEAS



En esta nueva entrada del blog, quiero dedicarme a describir la cotidianidad de un estudiante de Medicina dentro de la maravillosa Universidad de Buenos Aires.

Para poner un poco de claridad al asunto, me parece importante comentarles un poco como está estructurada nuestra carrera. Toda persona que quiera obtener el título de médico y decida hacerlo en la UBA, debe seguir una serie de pasos bien ordenados. Terminada la escuela secundaria está apto para ingresar al CBC (Ciclo Básico Común) el cuál tiene una duración de 1 año (en el mejor de los casos) y puede cursarse en muchas sedes de Capital Federal, Gran Buenos Aires y el interior. Consta de 6 materias generales y, con algunas variaciones, es común para cualquier carrera que dicta la Universidad.

Con el CBC terminado y aprobado, ya estamos en condiciones de comenzar nuestros estudios en la Facultad de Medicina, o FMED como la llamamos nosotros. Ya con su imponente edificio en Paraguay 2155 nos inhibe en nuestra llegada. Es allí donde vamos a pasar el resto de nuestra carrera, aunque a partir del cuarto año también cursaremos materias en distintos hospitales tanto públicos como privados de capital y conurbano. Toda esta peripecia toma alrededor de 7 años más, que sumados al del CBC dan un total de 8.

Imagínense la cantidad de anécdotas que uno puede acumular a lo largo de todo ese tiempo, imposibles de volcar en una entrada. Es por eso que mi intención es dividir el tema en dos partes: Una que involucre las anécdotas dentro de la facultad en si y otra dentro del hospital y que corresponde al último tramo de la carrera.

Comencemos entonces por el principio: hablemos de fmed. Es difícil para mí describirla; mientras algunos le toman odio y no ven la hora de dejar de cursar, otros como yo le tomamos cariño y nos sentimos parte de ese lugar. Fmed, como todo edificio público de nuestra patria (porque en definitiva eso es lo que es) tiene una mezcla de cosas. Ni bien uno entra respira un aire de inmensidad, impersonalismo, libertad y desorganización; puede respirar la grandiosidad de la institución que representa ese edificio y la grandiosidad de las personas que alguna vez estuvieron en él y que hoy forman parte de la historia de nuestra Medicina Argentina. Ese lugar fue cuna de grandes. Pero hoy no me voy a dedicar a hablar de eso, sino que voy a hablar de sus falencias. Lo malo es divertido y a la vez la crítica es lo que nos hace crecer y mejorar.

El primer contacto que tiene un alumno con esta facultad no es a través de lo académico, sino a través de lo administrativo. Obviamente, ¿Qué hay que hacer antes de empezar con las materias? Trámites! Y lo peor de hacer trámites es tener que enfrentarse al personal de administración. Algunos de ellos parecen personajes salidos de un sketch de Gasalla, literalmente. Con pocas ganas de trabajar y con una mala predisposición que supongo, se origina de tener que atender a tanta cantidad de personas. Pero el personal no es lo peor sino la manera en que organizan el sistema de tramiterios ¿Cuál es el sentido de poner fechas para trámites en simultáneo para todos los alumnos de la facultad? Resultado, 3000 personas agolpándose contra las diminutas ventanillas intentando obtener el preciado papel que buscan. Y no solo eso sino que en los trámites pagos, cuando uno logra atravesar el espesor de ese bloque humano, llega a la tesorería y abona, tiene que volver a ingresar para mostrar nuevamente el papel a la empleada que se  lo entregó para que le dé otro papel que desmuestre que ya pagó. Vueltas y vueltas.


Pero el gran problema que tiene fmed y que es parte del origen de su desorganización, es la gran masa de gente que alberga. Hordas y hordas de estudiantes llenan los pasillos en las horas pico, y claro… es difícil manejar semejante cantidad de personas con tan poca organización.

¿Cómo hacemos para tomar un final a 1000 personas? La situación se complica cuando ponen UNA hoja en UNA cartelera que indica hacia donde hay que dirigirse para rendir y obviamente las 1000 personas se agolpan juntas para observar. La masa indivisible que se mueve como bloque se desplaza de un lado a otro sin sentido hasta que media hora después aparece un iluminado con un altoparlante y comienza a leer lo escrito en voz alta.

También podríamos pensar que no es necesario tomar a tantas personas juntas el mismo día, sino separarlas. Eso es lo que algunos intentan hacer pero parece que le erran al cálculo. Algo que puede pasar es que tras 5 largas horas de espera y ansiedad, en el momento en que ya no tenes uñas, estas deshidratado del sudor y la diarrea nerviosa y al borde de la locura te avisan que se hizo tarde y no te pueden tomar: “Vuelvan el martes”. ¿Y como soporto un fin de semana así después de todo esto? Debe ser que a base de golpes nos quieren hacer más fuertes.

También es común que en los exámenes de opción múltiple, que son masivos ya que se toman para muchísimas personas a la vez, se interrumpa una y otra vez para aclarar cosas como: “Fijense que en la pregunta 43 falta un pedazo de enunciado” o “A la pregunta 6 le falta una opción”, etc, etc. Digo yo, estos cristianos, ¿No controlan el exámen con anticipación?

Otra cosa con la que hay que lidiar es con las cursadas. Uno nunca sabe si va a tener clase o no, aunque admito que en mi caso fui de los afortunados que no ha sufrido demasiado este inconveniente. Una vez, cursando patología nos dijeron: “Chicos, hoy no van a tener clases porque el hombre que tiene la llave del salón no vino asique no podemos entrar”. Esto es el colmo de los colmos!!
Ahora, pregunto yo, y si el señor que tiene la llave de la comisaría se queda dormido, ¿Ese día no hay policías? Mejor no demos la idea.

Dejando de lado la parte organizativa, otro problema que nos persigue es lo edilicio. El edificio es original del ’50. Si fuera un auto, podríamos publicarlo y venderlo como exclusivo, todo original. Pero como es un edificio, se complica. No tiene Gas, tiene sectores bastante deteriorados y baños fuera de servicio o en servicio pero deplorables (muchos todavía tienen pozo). Hay escaleras que como son poco transitadas directamente no se limpian y no están iluminadas. Son años y años de restarle importancia al lugar que fue el origen de grandes descubrimientos y que es la casa de estudios que da la mayor cantidad de médicos del país.

Pero a pesar de todos sus problemas, quiero mucho a esa facultad y espero que algún día vuelva a ser lo que fue en el pasado.